DEDICATORIA: Al acudir
a esta Octava Feria de las Semillas en Suc Tuc Campeche, no quise llegar con
las manos vacías. Traigo pues, aquí, para compartir con todos:
“UNA SEMILLA”
¿Qué es una semilla?
Una
semilla es símbolo del desbordante poder
de la vida.
Poder para mantenerse oculta hasta
romper la tierra que le aprisiona,
Para vencer con sus
tiernos brazos el peso que tiene encima
y soportar desnuda el calor ardiente,
o
quedarse dormida por mucho tiempo,
hasta que pase el rigor de las heladas,
y
despertar sonriendo,
dirigiendo sus pies descalzos a lo profundo…
Estirando el
cuellito cual rascacielos y desafiando erguida los cuatro vientos. Poder
inmenso de atrevimiento para lanzar luego la melena al viento, plantándole cara
al sol de frente.
Y al fin.
. . después de tantos soles e incontables lunas, tener el coraje de parir el
fruto que se espera de ella.
¡Mira qué maravilla es la semilla!
Así,
la semilla es símbolo. . .
Fe
y Realidad que se desdobla en muchas
formas:
Es una idea, un poema, un discurso, un pensamiento, una tarea, labor callada y constante, acción, insumisa, subversiva, persistente, ruidosa, desenvuelta,
atrevida.
Una nota de prensa sin miedo, una pinta, una lona, un cartel, un meme...
Es nombre que quieren borrar y no
se deja.
Es una lágrima, un grito, una protesta, una condena. Es denuncia:
una marcha en silencio o alboroto. Son los brazos caídos y también
levantados, son sueños, esperanza, regocijo, buen humor, abundancia, contento y descontento, lucha, resistencia ¡libertad…!
¡Ahhh! pero también, como señaló el
Maestro, hay que cuidar donde se
pone una semilla
¡El lugar es fundamental!
Es
posible que tenga la dicha de caer en buena tierra, ni hablar del buen futuro
que le espera, productiva quizá a treinta frutos por semilla, tal vez a sesenta
o muy venturosamente a cien por una sola y aparente. . . ¡inofensiva semilla!
¡Tal es el poder de la vida que
contiene!
Es posible también que no corra con
tanta suerte y caiga entre espinos
que le sean hostiles y terminen matándola.
Y si cayera en pedregales, aunque brotara, pronto moriría, a falta de
profundidad.
Sucede también que si cae junto al camino, tendrá un destino
efímero y truncado al ser comida por las aves u hollada por quienes pasan
descuidadamente.
¡Ven entonces amigos…!
Una semilla y el lugar donde se
siembre harán opción por la vida, o por la muerte… ¡No es un asunto menor donde
ponerla!
Menos en estos días en que el
hambre y la vileza persigue globalmente a las ideas, las conciencias y los
estómagos. . .
¡Sembremos
pues, incansablemente y sin desmayar!
Porque la semilla es pan, es mesa,
vino, comunión, compartimiento, acción de gracias y armonía.
Es aguante, es autonomía, es júbilo
por la vida,
¡Es conciencia… eres tú, y soy
yo!
Es Nosotros, pero también los otros,
los que no están, los que nos hacen falta: son los 43, y los miles y
cientos de miles polinizando conciencias por toda la tierra.
Es mi corazón, latiendo fuerte ahora mismo, en esta tierra de T´sú
Tu´k –“Corazón fuerte”— feliz de estar aquí con ustedes,
entregando esta semilla que comparto:
¡Mi Palabra!
Autor: Verónica Lozada-Maldonado