viernes, 25 de mayo de 2012

Cuidado: la adoración a Satanás y a la muerte no es un juego, mata.

Por: Verónica Lozada

Iba manejando a las afueras de la ciudad y prendí el radio para escuchar las noticias. De repente sentí un violento impacto sobre mi pecho al escuchar la noticia que estaban reportando. Una madre atrapada en flagrante ritual de sacrificio satánico contra su menor hijo en el Estado de México, le había extraído los ojos. En automático mis lágrimas comenzaron a correr. El inimaginable trauma para el menor en todo su ser integral: cuerpo, alma y espíritu es devastador. Escribo esto con el fin de tratar de concientizar sobre el asunto.

miércoles, 16 de mayo de 2012

"Y oyó Dios el gemido de ellos..."


Y oyó Dios el gemido de ellos[1]
El repudio de una tiranía

Desde tiempos antiguos se tienen registros de las formas en que los pueblos expresaban su malestar ante los tratos malvados e injustos de sus gobernantes. La historia da cuenta que hubo desde el pasivo sometimiento hasta las grandes y cruentas rebeliones para zafarse del yugo de los tiranos.
Con el título me refiero a una forma bastante singular en que se manifestó el hartazgo del pueblo hebreo hace como unos seis mil años en Egipto. Narran las Escrituras en el libro de Éxodo escrito por Moisés, que murió el rey de Egipto[2] (Faraón) y seguramente en el imaginario de los hebreos renacía la esperanza de un nuevo día; deben haber suspirado con alivio pensando que con la muerte de este rey las cosas mejorarían. La esclavitud, los trabajos forzados, la desintegración de las familias, la muerte de bebés del sexo masculino (de la que el propio Moisés se había librado), parecía que podrían llegar a su fin con la muerte de este temible personaje. Pero las cosas empeoraron. A la información de la muerte del faraón, se introduce un breve enunciado pero altamente revelador para indicarnos la condición de servidumbre continuada de los hebreos en Egipto[3].